El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, junto con ARUP, BASE, C40 cities, la fundación Ellen MacArthur, el grupo Mass design, la ciudad de México y el instituto de planificación y desarrollo de Praga, elaboraron un documento de debate con el fin de explorar si las comunidades y los barrios pueden ser un punto de partida hacia la circularidad en una ciudad y cómo hacerlo.
La deconstrucción de las ciudades en áreas de acción más pequeñas permite identificar puntos de partida para una transformación radical hacia la circularidad. El barrio permite el diseño y funcionamiento de «laboratorios vivientes», lo suficientemente grandes como para representar el comportamiento de la comunidad y sus interacciones con los sistemas urbanos, pero también lo suficientemente pequeños como para no ser prohibitivos en términos de costes y recursos humanos.